Alergia estacional Es primavera y quiero morirme. No en realidad, no sin latidos. Sólo a ratos, mientras respiro, hago cuentas y sazono la cena. Se despide la noche, cansada de esperarte luna. Es un tormento tu ingenua ausencia. Amanece. Hay huelga de aves y flores desmembradas en las piedras. ¿Ves abejas en alguna parte? No estamos para rondas, primavera. y nadie se atreve a desafiarte. Otra vez anochece... Miro por la ventana y ahí está ella, amarilla y risueña, plagada de esperanza y promesas. Eres inevitable, como la vida, primavera.
Minificción Constelaciones familiares Por Lorena Vasconcelos Regresó del trabajo y con un ademán de saludo me mostró la sorpresa. Corrí por el pedacito de gis blanco para copiar los puntos que ella impregnó con esmalte de uñas en su palma. Dibujamos nuestro universo en la pared de ladrillos que pintamos de color café, a falta de negro. —Esta constelación se llama Perseo, ponla abajo de Casiopea —me indicó. Ese día despidieron a mi madre sin pago, porque a su patrona le molestó encontrarla hojeando un libro de astronomía en la biblioteca, en lugar de fregar la estufa, sus manos y su espalda. Repasamos el manto estelar y nos fuimos a dormir tras el aviso de que al día siguiente no viajarían más puntos rojos en su mano, pero que en algún momento continuaría dibujando nuestro universo.