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TOC (Maki)



Por  Lorena Vasconcelos


El Trastorno Obsesivo Compulsivo no era un diagnóstico oficial en el esposo de Maki, pero ella lo intuía.

Entre otras rutinas familiares inquebrantables, se estacionaban siempre en la misma zona del único centro de abasto al que acudían juntos.

Como cada martes de ofertas y desde hace ocho años, Maki saluda amablemente al mismo viene-viene: que cómo estará el clima, si es que hay mucha chamba, «por favor» y «gracias», «que le vaya bonito»; son las pocas pero amables frases que intercambian.

Excepto por ese día, cuando Maki se enteró que su esposo también visitaba los viernes ese centro comercial con su otra familia, gracias a las fotos que el viene, viene tomó con su celular y finalmente se decidió a mostrarle.

Ella sólo recuerda que se abrazó al adulto mayor y lloró todas sus dolorosas sospechas  hasta que pudo continuar su camino a la promoción de «3 x 2 en papel higiénico.»

Más de ocho años ya de esa mañana que le cambió los días, que sus rutinas se volvieron caos, que las hijas no dejaron de reclamar las maletas del padre en la puerta y su eterna ausencia, que los dineros son insuficientes y el cansancio sobra.

Pero Maki, cada martes cuando se despide del acomodador de autos siempre tiene en mente un: “gracias, descubrí que sí puedo sola”.

-¡Buen día, don!, quería decirle que mi nombre es Macaria Gómez. Gracias por lo de ese día… dígame Maki.

-Buen día, señora Maki, soy Alfonso. Tantos años y aún me apena haberlo hecho, pero yo sabía que usted iba a poder sola.




Imagen tomada de internet sin fines de lucro
Minificción dedicada a las madres que crían solas




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